El mundo actual, que está en constante transformación, exige de nosotros un reciclaje intelectual para seguir “vivo” en el mercado laboral
Mi contrato de trabajo ha terminado. ¿Y ahora qué? A nadie le resulta indiferente la rapidez con la que se producen los cambios. Lo que hoy era algo innovador, mañana estará ya obsoleto. Es una realidad que la vemos reflejada en muchos sectores profesionales, donde la transformación y la evolución forman parte de su cultura empresarial. Ello exige de nosotros capacidad de adaptación, aprendizaje continuo y, sobre todo, ser muy consciente del entorno en el que estamos inmersos.
Una gran parte de las organizaciones de hoy en día se mueven en el entorno VUCA, que se caracteriza por la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad de la situación en la que conviven. Esta situación implica cambios profundos en las estrategias a seguir, en los proyectos y también en los tiempos marcados.
Como curiosidad os diré que el término VUCA surgió tras el fin de la Guerra Fría, para hacer referencia a la incertidumbre y ambigüedad del momento y su uso empezó a generalizarse a partir de la década de los 90. Bien es cierto que, pasado el tiempo, se ha introducido en el lenguaje empresarial para definir situaciones de esta índole y también sobre la capacidad de reacción de las organizaciones.
Como os decía, esta realidad es extrapolable y afecta igualmente a los empleados y a la duración de sus contratos. Si bien antes, muchas de estas relaciones laborales tenían carácter indefinido, ahora podemos decir que dicho concepto se ha desvanecido y, por lo tanto, tenemos que tener la capacidad de vivir en una constante incertidumbre.
A partir de aquí, si queremos tener mayores oportunidades de trabajo, no podemos hablar del desempleo como tal, sino más bien verlo como un proyecto que ha concluido y pensar en el inicio de otro nuevo.
Sólo así, ganaremos seguridad en uno mismo y no perderemos de vista el principal objetivo: determinar nuestro valor diferencial y hacernos visibles para las empresas.
Estoy segura de que muchos de nosotros nos hemos visto en la tesitura de terminar un contrato de trabajo y preguntarnos, ¿y ahora qué? Pues en este caso, os diría que lo primordial es aceptar esta situación y después, lejos de cruzarnos de brazos y esperar que nos lleguen las oportunidades, ¡¡tenemos que buscarlas!!
Frente a un mercado muy volátil, debemos desarrollar las competencias que sean más valoradas por las empresas, entre las que podemos destacar: honestidad, adaptabilidad, trabajo en equipo, resolución de conflictos, habilidades comunicativas e idiomas.
Todas estas habilidades marcan la diferencia y exigen de nosotros un reciclaje intelectual para seguir “vivo” en el mercado. Pues, como curiosidad, os diré que cada persona tiene entre 60 mil y 70 mil pensamientos diarios, ¡¡y la mayoría de ellos son negativos!!
En definitiva, ¿qué pasaría si ese porcentaje en lugar de emplearlo para centrarnos en las mismas ideas, lo usamos para aprender, innovar, crear, y reciclarnos? ¿Qué me diríais?
Sandra Gallego Chaves