Es un camino de pruebas que nos conduce al éxito, si no desistimos en el intento
El éxito, los logros alcanzados, las metas conseguidas… no dejan de ser el resultado de una serie de intentos fallidos en los que hemos sabido encontrar la oportunidad de aprender, de mejorar, y de no rendirnos. Es la única forma de poder alcanzar nuestros sueños, y evitar que el miedo nos paralice.
Cuando nos adentramos en un nuevo proyecto empresarial o nos encargan una tarea a la que no estamos acostumbrados sentimos inseguridad, tensión, duda… Y no porque no creamos en nuestro potencial, sino porque tenemos miedo a fracasar, al qué dirán o al qué pasará….
En este sentido, os puedo hablar de alguna que otra experiencia que he tenido, pero que en su momento no supe afrontarlo como un proceso de aprendizaje más y me costó darme cuenta de todo lo bueno que aún estaba por llegar. Ello provocó en mí muchas inseguridades y llegué a plantearme si realmente estaba capacitada para afrontar ese nuevo reto.
Hace años, por circunstancias propiciadas por la crisis económica, estuve en desempleo algunos meses, y me vi en la necesidad de redefinir mi perfil profesional si quería volver a estar en activo. En aquel momento, valoré la nueva oportunidad que tenía delante de mí, pero no os miento cuando os digo que me sentía aterrada por si fracasaba en esa nueva aventura.
Durante ese tiempo, al que tuve que dedicarle muchas horas y esfuerzo, experimenté sensaciones de todo tipo: buenas, no tan buenas, malas…. Y por supuesto, también me equivoqué. En esos instantes, sentía que había fracasado, y que tal vez me había equivocado en dar ese paso hacia adelante.
Con el tiempo y viéndolo con otra perspectiva bien distinta, puedo aseguraros de que, todos y cada uno de los pasos que di no fueron en falso, y han sido el mejor aprendizaje que he tenido. Esas equivocaciones, que yo veía como fracaso, me han servido para ser consciente de todo mi potencial y también de mis debilidades, me han permitido conocerme a mí misma y, sobre todo, saber hacia dónde quiero ir.
Por eso, es fundamental que veamos el fracaso como una norma que forma parte de la vida y como una experiencia por la que todo el mundo pasa, de un modo u otro. El fracaso, aunque no lo veamos a priori, tiene ese espíritu ganador, a través del cual podemos conocer nuestra fortaleza, resistencia y capacidad de adaptación.
Precisamente, ese aprendizaje, esa experiencia…. es lo que va a determinar que alcancemos nuestras metas; que seamos más realistas, pero también más decididos y que queramos seguir enfrentándonos a retos nuevos.
Recordad que, “sólo aquellos que se atreven a tener grandes fracasos, terminan consiguiendo grandes éxitos”.
Sandra Gallego Chaves